Las Dietas Cetogénicas o Dietas proteicas han demostrado su efectividad, pero es conveniente conocer también sus inconvenientes y efectos secundarios. Aquí te lo contamos.
El denominados común de las dietas proteicas es que buscan llegar a la llamada cetosis (generación de cuerpos cetónicos) a base de restringir los hidratos de una forma bastante radical. Estas dietas obtienen resultados notables a la hora de rebajar peso, al menos a corto plazo. Además, sus defensores afirman que tienen importantes ventajas para la salud. Los problemas llegan cuando se siguen a largo plazo.
PRINCIPIOS EN QUE SE BASAN LAS DIETAS CETOGÉNICAS O DIETAS PROTEICAS
En la alimentación normal de la mayoría de las personas, más de la mitad de las calorías provienen de los hidratos de carbono, que se transforman fácilmente en glucosa, que es así utilizada como fuente de energía preferente por el organismo, guardando las grasas como reserva. Por el contrario, en la dieta cetogénica se reduce drásticamente el consumo de hidratos y se aumenta el de grasas, a fin de obligar al organismo a quemar dichas grasas, que se transforman en el hígado en cuerpos cetónicos.
Esos cuerpos cetónicos, por una parte, servirán de alimento al organismo. Pero, por otra, tienen el efecto de disminuir el apetito, con lo que la ingesta total de calorías se reduce y se pierde peso. Este efecto se ve reforzado, según los promotores de estas dietas, por el mayor efecto saciante de las grasas frente a los hidratos, ya que las grasas son digeridas con mayor dificultad y lentitud por nuestro organismo.
REGLAS BÁSICAS DE LAS DIETAS CETOGÉNICAS
La mayor o menor permisividad de cada dieta cetogénica con las frutas y otras fuentes de hidratos se manifiesta en la diferente aportación que tienen dichos hidratos al total de calorías ingeridas. Así, el porcentaje de calorías que provienen de los hidratos puede variar del 2 al 10%, según el tipo de dieta cetogénica. Las proteínas varían del 20 al 30%, y el resto, del 60 al 78%, serán grasas. Así, una dieta cetogénica media puede suponer un 70% de grasas, 25% de proteínas y 5% de hidratos.
Alimentos prohibidos
- No todas las grasas valen: hay que rechazar las grasas elaboradas, como los fritos, las grasas trans o las margarinas. Se permiten las grasas naturales, en especial los aceites vegetales como el de oliva o el de aguacate.
- Los principales alimentos a evitar serán aquellos con alto contenido en hidratos, incluyendo, por supuesto, los dulces: refrescos, zumos de fruta, caramelos, bollería, helados, pasteles… Los productos elaborados con trigo u otros cereales, como el pan o la pasta.
- Se limita al máximo el consumo de arroz, patatas, legumbres, zanahorias, nabos, por su contenido en hidratos.
- Se prohiben el alcohol y productos dietéticos bajos en grasas, pues suelen contener muchos hidratos.
- Con respecto a la fruta, algunas dietas cetogénicas admiten las que no tengan mucho contenido en azúcar, mientras otras las prohíben de forma radical.
Alimentos permitidos
- Todas las grasas sanas y gran parte de las proteínas, con moderación: carnes rojas y blancas, procurando que no sean demasiado elaboradas y, preferentemente, de cría ecológica. Incluiremos las salchichas (si no tienen fécula), el tocino y el jamón.
- Respecto a los pescados, todos los azules (salmón, atún, sardina, pez espada, trucha…), y los blancos, pero estos últimos con moderación.
- También huevos, mantequilla, nata, yogures y quesos, siempre que sean sin procesar.
- Todo tipo de frutos secos y pipas (de girasol, calabaza…).
- En cuanto a las frutas y verduras, aguacates, la mayoría de las verduras verdes (lechuga, espinaca, judía verde, endivia…) y otras que no lo son, como el tomate, la cebolla, el pimiento o la coliflor. También repollo, pepino, calabacín, ajo, las aceitunas y el apio.
- Puede tomarse chocolate negro sin azúcar, sal, pimienta, especias, leche sin hidratos, como la de almendras, o cacao sin azúcar.
VENTAJAS E INCONVENIENTES DE LAS DIETAS CETOGÉNICAS
Ventajas
Los especialistas concluyen que este tipo de dietas presentan unos resultados en cuanto a adelgazamiento algo superiores a las dietas restrictivas de calorías, pero no son tan milagrosas como afirman algunos de sus partidarios. Probablemente, la disminución de la sensación de hambre y la mayor saciedad que produce puedan ser la causa de esta mayor efectividad.
Otra ventaja de esta dieta es que, en contra de lo que muchos piensan por la gran cantidad de grasas que se ingieren, mejora el perfil lipídico de quien la practica, pues bajan los triglicéridos y el colesterol total, a la vez que se incrementa, aunque ligeramente, el colesterol «bueno».
Más discutible resulta la afirmación de algunos especialistas partidarios de estas dietas en lo referente a muy diversas mejoras de salud. Sus defensores afirman que retrasan el envejecimiento, mejoran la gastritis, el hígado graso y tienen poder antioxidante y antiinflamatorio, e incluso que previene del Alzhéimer. Estas afirmaciones están muy lejos de ser demostradas científicamente.
Inconvenientes
En cuanto a los inconvenientes hay que destacar las carencias nutricionales que se derivan de no ser una dieta variada y completa: vitaminas, minerales, fibra… Esto obliga a seguir un estricto control médico, que podrá indicar el aporte extra de determinados complementos.
Un problema adicional se puede encontrar si se sufren determinadas dolencias, como diabetes, problemas hepáticos o cardíacos. En ese caso, deberá acudir al médico, quien decidirá si puede o no seguirse esta dieta. Y será frecuente, incluso en personas perfectamente sanas, sufrir ciertos problemas durante una fase de adaptación que puede durar de 10 a 30 días: mareos, debilidad, dolor de cabeza o estreñimiento, entre otros.
A lo anterior podríamos sumar algún otro inconveniente menor, como la halitosis que puede producir la cetosis.
Conclusión
A modo de resumen, las dietas cetogénicas pueden ser una buena opción de forma temporal, a fin de lograr una disminución inicial de peso. Sin embargo, más adelante, podemos ir introduciendo poco a poco, y vigilando la báscula, ciertos hidratos saludables, como la fruta, algunas verduras restringidas y legumbres, para dejar desterradas para siempre otros hidratos menos saludables, como el azúcar, los hidratos blancos, la repostería o los refrescos.
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