Para evitar la obesidad infantil es mejor no forzar a los niños a comer más de lo que necesitan, pero es igualmente importante distinguir cuándo SÍ hay que ‘obligar’ a los niños a comer.
Las madres y padres que no reconocen o no respetan los signos de saciedad que emite el niño entre los 6 y los 12 meses le pueden predisponer a la obesidad infantil y, por tanto, también a la obesidad cuando sean adultos. La sobrealimentación a los niños es una práctica a evitar que pertenece a otra época.
Aprender a reconocer los signos de saciedad del niño
Un equipo de investigadores de la Universidad de Rutgers (Nueva Jersey, Estados Unidos) decidió investigar si las pautas de alimentación durante la infancia más temprana podría ser un factor a tener en cuenta en el preocupante incremento de obesidad infantil que condiciona en gran medida la obesidad de adulto. Esta investigación fue publicada en la revista «Journal of Nutrition Education and Behavior».
El equipo realizó un seguimiento durante un año a 96 madres que alimentaban a sus bebés con lactancia artificial. Observando las pautas de alimentación de los bebés, se llegó a la conclusión de que los hábitos de alimentación tienen una gran influencia en la obesidad infantil. Y, curiosamente, el factor que resultó más determinante fue la capacidad de la madre para reconocer los signos de saciedad del niño (cerrar los labios, negativas, rechazo del biberón…) y también para respetarlos. Si se ignoran estos signos, se sobrealimenta al niño y se aumenta su riesgo de sobrepeso.
Como regla general no se debe obligar al niño a comer lo que no quiere
Hay unanimidad entre los especialistas en esta afirmación, y una serie de consejos que es conveniente respetar.
- Nunca obligues al niño a terminar un plato porque probablemente esté comiendo más de lo que necesita.
- No conviertas la comida del niño en un ‘castigo’ diario con riñas y falta de paciencia. Puede afectar a su relación futura con la alimentación, e incluso a las situaciones sociales en torno a la comida.
- Trata el momento de la comida con naturalidad. Es algo necesario, sencillo, divertido. Haz que el niño establezca una relación sana y saludable con la alimentación diaria.
Cuándo SÍ hay que ‘obligar’ a los niños a comer
La falta de apetito del niño puede darse por diversas razones: saciedad provocada por golosinas a deshora, alguna enfermedad pasajera… Pero si el niño presenta una inapetencia general y un desinterés por la comida, nuestro deber será conseguir que coma para cubrir sus necesidades energéticas y nutricionales. No se trata de obligar en el sentido estricto de la palabra, pero si hay que buscar los mecanismos adecuados para que no haya carencias alimenticias en el niño. Será el pediatra el que nos ayude a diferenciar al niño que se sacia pronto del que tiene verdaderas necesidades nutricionales que cubrir.
Hay algunas herramientas para ayudar al niño a que adquiera los hábitos alimenticios adecuados.
- Creatividad Presentar una determinada verdura o pescado de diferentes formas ayuda a que el niño prueba cosas que ‘no le gustan’ casi sin darse cuenta.
- Dejar que se haga responsable de la comida. Intentar que coma solo con sus propios cubiertos y premiar con cariño el acto de comer.
- Dar ejemplo en casa adquiriendo buenos hábitos alimenticios y transmitiéndolos al niños. Hacer de la comida un momento agradable.
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