Nuestra meta a la hora de iniciar cualquier dieta debe ser conseguir un peso objetivo realista basado en el conocimiento de nuestras circunstancias y nuestro propio cuerpo.
En el tema de la obesidad, la influencia de la sociedad actual (sus patrones estéticos, la publicidad, el cine, la moda, la fuerza e influencia de determinadas empresas…) es casi tan importante como nuestros propios deseos.
Por una parte, nos inculcan unos patrones estéticos inalcanzables y, por otra, la presión para que tomemos productos calóricos e insanos es hoy mayor que nunca. Comida preparada, refrescos, «chuches», restaurantes de comida rápida… la lista es interminable. A esto hay que añadir la evolución hacia una vida más sedentaria producida por nuestra sociedad desarrollada, y la influencia de la televisión o los videojuegos.
El resultado de ambas fuerzas, tan poderosas como antagónicas, es la frustración. Nuestra sociedad nos pone unos patrones estéticos inalcanzables pero hace todo lo posible para que nos situemos en el extremo opuesto de dichos patrones.
Nuestra respuesta debería ser actuar con decisión y personalidad. Y, sobre todo, ser realista. Debemos rechazar tanto esos patrones estéticos que nos imponen como aquellas costumbres, en alimentación y sedentarismo, que tanto perjudican a nuestra salud. Porque no hay que olvidar que la gran perdedora de tener unos kilos de más no es nuestra belleza, sino nuestra salud.
Hemos de tener en cuenta que, tal vez, nuestra carga genética o nuestra edad actúen como límites naturales, y nos impidan acercarnos a esos modelos estéticos. Tenemos que aceptarlo y ser realistas.
Un peso objetivo realista para ser feliz
- Si intentamos alcanzar el peso perfecto, es fácil que no lo consigamos o que, tras conseguirlo, lo perdamos al poco tiempo. El resultado será la frustración y la merma en nuestra autoconfianza de cara a futuros intentos. Por eso, es preferible marcarnos un objetivo más modesto, alcanzarlo y, sobre todo, mantenerlo.
- Si peso 100 kilos, puede que mi peso ideal sea 80, pero si consigo reducirlo a 90 y mantenerlo, ya he logrado un éxito notable. Los expertos confirman que reducciones de peso relativamente modestas, o al menos razonables (en torno a un 7 o 10%) suponen una disminución importante del riesgo para nuestra salud.
- El éxito conseguido, aunque sea parcial, reforzará nuestra autoestima. Además aumentará la confianza en nuestras fuerzas y estaremos mejor preparados para afrontar objetivos más ambiciosos. Y si no llegan y decidimos limitarnos a afianzar lo conseguido, también será buena cosa.
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