Ya sabes la relación que existe entre dejar de fumar y engordar. Te contamos por qué engordamos al dejar el tabaco y cómo podemos evitarlo.
Es opinión generalizada que cuando se deja de fumar se engorda. Es bueno saber por qué ocurre esto, y tomar medidas para evitarlo, pues estamos hablando de las dos principales epidemias sanitarias de nuestros días (el tabaco y la obesidad), y debemos luchar contra ambas.
¿Por qué engordamos al dejar de fumar?
El tabaco tiene un alto poder adictivo debido a que activa diversos centros cerebrales del placer. Estos centros se habitúan a ser estimulados por la nicotina, de forma que, si se deja de recibir este estimulante, la sensación de placer se transforma en ansiedad y angustia. Y es esta ansiedad lo que nos lleva a comer más, como medida compensatoria por la falta de tabaco. Y la báscula lo acusa.
Consejos para dejar de fumar sin engordar
Cuando afrontamos el reto de dejar el tabaco, debemos planificar también la forma de no engordar en los meses siguientes.
- En primer lugar, hay que intentar que la primera vez que dejemos de fumar sea la definitiva. Para asegurarnos del éxito hay que elegir el momento adecuado, cuando estemos libres de tensiones, excesos de trabajo, y otras circunstancias que nos impulsen más de lo normal a fumar. Si fracasamos, con cada fracaso acumularemos unos cuantos kilos, que normalmente no se pierden del todo cuando volvemos a fumar, de manera que vamos acumulando algo de peso con cada nuevo fracaso.
- La clave para dejar de fumar sin engordar está en controlar la ansiedad por no poder fumar. Se produce un efecto sustitutivo y cambiamos el tabaco por la comida. Cuando notemos la falta del tabaco, tenemos que intentar cambiar la comida por otra actividad que nos distraiga pero que no engorde: hablar con alguien, leer, tomar un caramelo sin azúcar, ejercicio físico, cambiar de actividad, un vaso de agua, respirar hondo un par de minutos,… la clave está en apartar la mente del deseo de fumar, pero sin comer.
- Durante las primeras semanas, hay que intentar beber mucho (agua y zumos), no tomar alcohol ni otros excitantes como café o té, realizar comidas ligeras y frecuentes, evitando las copiosas, y tomar muchas frutas y verduras.
Recuerda que las ganas de fumar no durarán eternamente: después de cuatro a seis semanas irán disminuyendo, hasta quedar reducidas a una inclinación latente durante meses, y al final a nada. Habremos vencido y mejorado sustancialmente nuestra salud. Y, si hemos sabido hacerlo, lo habremos conseguido sin engordar o, en el peor de los casos, engordando un par de kilos que podremos quitarnos más adelante.
Visita esta completa TABLA DE CALORÍAS.