La dismorfia corporal, también conocida como trastorno dismórfico corporal (TDC), es un trastorno psicológico en el cual una persona tiene una preocupación excesiva por defectos imaginarios o mínimos en su apariencia física.
Las personas que sufren de dismorfia corporal se obsesionan con aspectos específicos de su cuerpo y creen que estos defectos son notorios y desfigurantes, a pesar de que otros pueden no notarlos o percibirlos de la misma manera.
Cómo se manifiesta la dismorfia corporal y cómo tratarla
La dismorfia corporal puede manifestarse de diferentes formas, pero algunos de los aspectos más comunes que suelen preocupar a las personas que la padecen son: imperfecciones en la piel, tamaño o forma de la nariz, forma de los ojos, labios, cabello, forma del cuerpo o tamaño de ciertas partes del cuerpo, entre otros. Estas preocupaciones a menudo son irracionales y desproporcionadas, y pueden interferir significativamente en la vida diaria de la persona, afectando su autoestima, relaciones interpersonales y calidad de vida en general.
La dismorfia corporal puede tener un impacto significativo en la salud física y emocional de una persona. Las personas que la padecen pueden experimentar altos niveles de angustia, ansiedad y depresión. Pueden evitar situaciones sociales, tener dificultades en el ámbito laboral o académico, y desarrollar trastornos alimentarios, como la anorexia o la bulimia, como una forma de controlar su apariencia. En casos extremos, la dismorfia corporal puede llevar al aislamiento social, pensamientos suicidas e incluso intentos de suicidio.
Además, la dismorfia corporal también puede tener consecuencias físicas. Las personas pueden someterse a cirugías plásticas innecesarias o repetidas, lo que puede llevar a complicaciones médicas y daños irreparables en algunos casos. También pueden hacer uso excesivo de productos de belleza o tratamientos cosméticos, lo que puede afectar la salud de la piel y causar problemas dermatológicos.
Cómo tratar la dismorfia corporal
El tratamiento de la dismorfia corporal generalmente implica una combinación de terapia cognitivo-conductual (TCC) y medicación.
- La terapia cognitivo-conductual se centra en ayudar a las personas a cambiar sus patrones de pensamiento negativos y distorsionados, así como a desarrollar estrategias para enfrentar su ansiedad y obsesiones. La terapia también puede ayudar a mejorar la imagen corporal y la autoestima, así como a enseñar habilidades de afrontamiento saludables.
- En algunos casos, los antidepresivos y los estabilizadores del estado de ánimo, como los inhibidores selectivos de la recaptación de serotonina (ISRS), pueden ser recetados por un profesional de la salud mental para tratar los síntomas de la dismorfia corporal. Estos medicamentos pueden ayudar a reducir la ansiedad y la depresión asociadas con el trastorno, pero deben ser prescritos y supervisados por un médico.
Es importante buscar ayuda profesional si se sospecha de la presencia de dismorfia corporal. Un psicólogo o psiquiatra especializado en trastornos de la imagen corporal puede evaluar adecuadamente la situación y recomendar el tratamiento adecuado.
Dismorfia corporal y obesidad
La dismorfia corporal y la obesidad pueden estar relacionadas en algunos casos, ya que la dismorfia corporal puede afectar a personas con cualquier tipo de cuerpo, incluyendo aquellos que tienen sobrepeso u obesidad. La dismorfia corporal puede hacer que las personas perciban su cuerpo de manera distorsionada y se enfoquen en supuestos defectos, incluso cuando estos no son evidentes para los demás.
En relación con las dietas de adelgazamiento, la dismorfia corporal puede influir en el inicio y mantenimiento de estas. Las personas con dismorfia corporal pueden sentir una presión desproporcionada por alcanzar un estándar de belleza idealizado, y pueden creer que solo lograrán aceptación y felicidad si logran una determinada imagen corporal. Esto puede llevar a la adopción de dietas restrictivas y extremas, así como a un enfoque obsesivo en perder peso, a pesar de que ya estén en un rango de peso saludable.
Las dietas de adelgazamiento pueden empeorar los síntomas de la dismorfia corporal, ya que la persona nunca se siente satisfecha con su apariencia y puede experimentar un constante malestar emocional. Además, las restricciones extremas en la alimentación pueden llevar a desequilibrios nutricionales, trastornos alimentarios y problemas de salud física.
Es fundamental abordar tanto la dismorfia corporal como la relación con la obesidad y las dietas de adelgazamiento de manera integral. Esto implica trabajar en la aceptación y el amor propio, promoviendo una imagen corporal positiva y saludable, y fomentando hábitos de alimentación equilibrados y una relación saludable con el ejercicio. La terapia cognitivo-conductual y el apoyo psicológico pueden ser de gran ayuda en este proceso, brindando herramientas para desafiar y cambiar los patrones de pensamiento distorsionados y adoptar comportamientos más saludables.
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