Si quieres adelgazar sin esfuerzo, casi sin darte cuenta, toma nota de estos trucos fáciles para adelgazar sin dietas y haz que formen parte de tu rutina diaria. En realidad, ¡¡funcionan!!
Adelgazar es un objetivo que hay que abordar a largo plazo. De nada vale seguir un régimen muy estricto y perder quince kilos en poco tiempo si los vamos a recuperar unos meses más tarde. Pero si seguimos ciertas normas y las incorporamos a nuestras costumbres para siempre, recortaremos cada día unas pocas calorías que, a largo plazo, pueden suponer unos kilos de menos muy saludables.
Cómo adelgazar sin dejar de comer
- No comprar alimentos insanos. Si vences la tentación una vez (a la hora de hacer la compra), no hay que estar luchando contra ella a todas horas. Esa bolsa de patatas fritas que sabemos que tenemos en la despensa «por si viene una visita» nos estará rondando en la cabeza de forma obsesiva hasta que caigamos en la tentación. Si no está en la despensa, no hay tentación!!
- Hacer la compra después de comer, sin hambre. Si decidimos qué comprar con el estómago vacío tomaremos unas decisiones de compra mucho más insanas que si lo hacemos cuando estemos saciados.
- Hacer una lista de la compra y atenernos estrictamente a ella, sin dejarnos tentar por tantas caprichos apetecibles sin valor nutritivo.
- Servir los platos en la cocina y, a continuación, guardar el sobrante en la nevera. Si llevamos las fuentes a la mesa, es casi seguro que repetiremos «por no tirar lo que queda» o con cualquier otro pretexto. Algo tan sencillo como la pereza que da levantarse, abrir la nevera, servirse, calentarlo y volver a guardar todo, hará que solo lo hagamos en caso de verdadera hambre. Hay estudios que indican que servir los platos en la cocina puede hacer que comamos en torno a un 20% menos de comida.
- No dejar golosinas y otras tentaciones a la vista. De nuevo, podemos así convertir a la pereza en nuestra aliada. No es lo mismo alargar la mano y coger un bombón de una bombonera de cristal que está siempre encima de la mesa, que tener que levantarse, ir a la cocina y abrir un armario.
- Tener siempre a mano los alimentos más sanos. Mordisquear una zanahoria es mucho más sano que tomar unas galletas y puede matarnos el hambre con la misma efectividad.
- Utilizar platos y vasos pequeños. Hay estudios que confirman que de esta forma se consume un 10% menos de alimentos que usando los platos grandes.
También hay consejos para cuando salimos a comer fuera de casa. Lo primero es fijarse en el tamaño de las raciones y, si vemos que son generosas, compartir algún plato entre dos. Nuestra báscula, y también nuestro bolsillo, nos lo agradecerá. Por otra parte, será buena idea sentarse lejos de la cocina y de las zonas por las que circulen más los camareros, ya que el ver pasar constantemente apetitosos postres cerca de nosotros hará que nuestro estómago nos grite: «y yo también».
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